Según el diccionario un paracaidista es una persona que salta con un paracaídas de una aeronave o de una posición más elevada. En el ámbito empresarial, el termino paracaidista está asociado a una persona que acaba “cayendo” en un puesto de responsabilidad en una organización de la que conoce poco o muy poco.
Los paracaidistas recién aterrizados en la organización habitualmente tienen la mala costumbre de querer demostrar porque han sido elegidos para el puesto e intentan desplegar todas sus capacidades lo antes posibles, frecuentemente casi sin haber tocado suelo. Habitualmente cuando se llega con una mirada objetiva a una organización, se evidencian a simple vista ciertos problemas fundamentales de bulto que requieren solución.
Cuando eres paracaidista novel, el impulso natural suele ser enfocarse inmediatamente en la acción y dedicar toda energía a conseguir esos logros rápidos o quick wins. Esto está muy bien con una visión en el corto plazo, ya que se consigue un impulso de credibilidad y a la motivación dentro de la empresa, pero por contra se pierde la opción de entender detalladamente el contexto y los porqués que han hecho que algo tan evidente estuviera sin solucionar. Ese impulso más ejecutivo y menos analítico es algo muchas veces intrínseco a la edad y a unas evidentes ganas de progresar que al propio perfil que tenga el trabajador.
En la medida que avanza la carrera profesional y tocar volver a dar el salto, ya como paracaidista veterano, el enfoque con el que se asalta la llegada a una nueva organización suele ser diferente, ya que la experiencia juega un papel fundamental frenando ese ímpetu inicial y prioriza su energía a realizar una buena contextualización, a entender bien el pasado y el presente para que , antes de mover ni una sola piedra del camino, entendamos porqué no se habían movido antes, o si aún habiéndolo intentado anteriormente, esta piedra volvió a colocarse de nuevo en la mitad.
El profesional senior maneja los tiempos de una manera muy diferente a lo que lo hace el profesional más joven, lo que le hace ser más eficiente en la utilización de su energía y la de todos los que le rodean aunque a priori pueda dar una sensación de falta de agilidad.
El proceso de evolucionar de junior a senior, como cualquier otro proceso vital, es más un proceso de análisis y digestión de todo lo que va experimentado a lo largo de los años. Hace muchos años había un slogan de una importante de neumáticos que concluía que la potencia sin control no sirve de nada, en nuestro caso debemos concluir que la experiencia sin digestión no sirve de nada.